jueves, 8 de marzo de 2018

Hoy me decidí



En estos días decidí parar y pensar , con un poco de tiempo y juicio, qué es lo vivo y lo que sucede a mi alrededor. 

Por mi situación, me siento en relación a otras mujeres una persona privilegiada, pues dispongo de trabajo fijo, horario cómodo y , en realidad, estoy contenta con él. Estar ahí, crecer, promocionarme es decisión mía, siempre y cuando quiera y pueda. Mi entorno ahora mismo me permite sentirme cómoda y útil.

Durante muchos años todo esto ha facilitado tener una actitud militante en temas sociales y he podido formarme y formar , creciendo junto a muchas personas.

En mi adolescencia , cuando mi padre falleció me puse a trabajar siendo menor de edad para ayudar a mi madre y la decisión sobre ese papel la tomé yo, pensando en un rol protector que quizás mi madre necesitaba , aunque nunca lo pidió. Yo lo sentí así y lo hice. Y fuimos equipo.

Estoy agradecida hoy por tener el trabajo que tengo y por el que me jugué años de carrera para opositar y poder compaginar ambas cosas. Después, viviendo en pareja, seguí estudiando, cambié mi perfil profesional y abrí otro camino en mi vida , dedicado a lo social.

Siempre he sido muy “echada para adelante”, sin cortapisas por mi pareja ni por el hecho de tener familia, pues hablando, mirándonos a los ojos, todo estaba solucionado.

En algún momento, por comodidad, he podido preferir que llevaran las riendas de algunas decisiones, pero la mayor parte de las veces siempre consensuadas, con mucha negociación , siempre con diálogo.

En la actualidad, las decisiones de mi vida y de mi familia pasan exclusivamente por mi y, aunque he tenido momentos de cobardía, hoy en día me maravillo de lo que hago y pienso. Y a veces me da vértigo, porque durante muchos años, podía hablar, debatir, sentirme apoyada por otra persona y ahora la responsabilidad sobre mi destino es sólo mía.

Sé que tengo un colchón de personas maravillosas a mi lado , pero el día a día y el devenir de mi vida lo decido yo.

Y aún sintiéndome fuerte, sabiendo que puedo, hay personas que a día de hoy siguen preguntándome cómo puedo hacerlo si no tengo a un hombre al lado. 

Se puede, os lo aseguro.

Cuando me planteé si hacer huelga, tuve en la cabeza otros elementos que me frenaban, cierto: no me parecía una convocatoria totalmente inclusiva de todos los colectivos de mujeres. Me muevo en un mundo en el que incluso haciendo una huelga feminista, dejamos fuera a muchas mujeres por una cuestión de espiritualidad e invisibilidad. Y ésto me preocupaba más incluso que mi derecho a hacer huelga por ser Jacqueline.

Había una parte personal y egoísta y tenía que ver con mi reducción obligada y correcta de sueldo y quizaś reducción de días de permiso y esos frenos los tengo por mi obligación como responsable de una familia monoparental y el desgraciado hecho de tener pocos días de vacaciones para poder estar con un hijo que disfruta de un largo verano.

Lo hablé con él escuchándome todo lo que aquí os cuento, y me apoyó y me dijo que adelante.

Descarté los paros porque me parecían parches a una realidad que hace falta “chillar”, como dice mi amiga Amaya y hoy, jueves 8 de marzo, estoy haciendo huelga, aunque no de pensamiento.

Y quienes me empujan a ello son mujeres que han marcado y me acompañan y hacen de Jacqueline la persona que es. Esto es para mi un reto, por intentar ser mejor y creer que un grano de arena junto a otros consigue una inmensidad de cambios.

Siempre la tengo en mente, pero mi madre fue todo fortaleza.
Una madre que salió de su pueblo ante situaciones de violencia e injusticia que marcaron su corazón para siempre. Esa mujer se educó en Madrid, trabajó y decidió cómo quería su futuro y el de su marido, fuera de España, fuera de una dictadura que le rompió su infancia y la de su familia y en los años 50 la cercenaba constantemente.

Es cierto que ella me educó igual que a mi hermano, con ciertas condescendencias hacia él, pero sobre todo incentivándome siempre a ser lo que yo quisiera sin depender de nadie, como ella hizo.

Y me reconozco en ese carácter, esa fuerza de “lo tengo que hacer yo”, aunque a veces tenga que extender el brazo para decir “os necesito”.

A veces te levantas plof, porque tienes una avería en casa. Seguro que tengo que aprender a resolverlas y me hará más fuerte y orgullosa, de ser capaz, pero no es lo más importante ahora en mi vida. Es más importante compartir momentos con mis hermanas Cajeras desprendiéndome de mi piel, prejuicios y estereotipos y sentir el calor del grupo motor CAJE que me ilumina y poder seguir día a día pensando y actuando como militante social, humilde, aprendiza, esponja de todas y todos.

Si he hecho la huelga no ha sido realmente sólo por mi.

Pienso en cada mujer desaparecida dicen que por arrebato convertido en asesinato.

Pienso en cada mujer que hoy debe seguir trabajando para no poner en peligro su contrato y su manutención, viviendo con miedo el ejercicio de un derecho.

Pienso en las mujeres que trabajan en condiciones precarias, a las que veo cada día en mi trabajo y atiendo desde mi situación de poder. Vidas que pasan por mi vida y a las que quizás no presto la atención debida.

Pienso en cada una de nosotras cuando sentimos en nuestro oido palabras denigrantes y cosificantes. Ayer noche hablaba con mis amigos Sergio e Isa de este tema y de la innecesaria intranquilidad e intromisión en nuestros espacios con términos y actitudes totalmente irrespetuosas. Nunca más.

Pienso en cada una de nosotras, yo incluida, cuando vamos por la ciudad con miedos y prisas queriendo llegar a casa sanas, vivas.

Reclamo a los políticos que se incluya la igualdad de género, real y efectiva en todos los planes de estudio y de convivencia. Empecemos desde ahí, juntas, todas las fuerzas para que nuestras hijas e hijos crezcan en un modelo educativo que contemple y potencie a todos por igual.

Quedan pocas horas, pero hoy he hecho huelga, con conciencia. Hay muchos motivos, es una huelga feminista y todo lo que atañe a la situación de la mujer hoy es motivo de alzar la voz.
Y he de deciros que en la concentración de la Plaza Cervantes esta mañana me he emocionado mucho viendo a mujeres maduras, a adolescentes , abuelas y nietas coreando lo mismo, Unas con más ímpetu que otras, pero estando ahí, juntas , reivindicando y viendo a mi alrededor a un grupo largo de personas conocidas, sensibles que mirábamos en la misma dirección.

Anoche un buen amigo me recordaba que en el libre ejercicio de hacer huelga o no,  NO debía juzgar a quién no la hacía, pues válidas son sus justificaciones y porque cuestionar es ya una afrenta. Y es un aprendizaje que me he obligado a realizar desde el respeto, que, a menudo, perdemos en la firme creencia de llevar una misión a término.

Y por último, deciros que no vamos a ningún lugar sol@s. Deseo que mi hijo crezca reinventado igual que yo. Deseo que los hombres estén a nuestro lado, los que ya lo sienten y creen como los que están en proceso. Que juntos lleguemos lejos y que cuando él , libre, desarrolle su vida sólo o en pareja, sea una persona sensata y respetuosa con tod@s.

César Bona hoy, se definía feminista, porque el feminismo no le genera un conflicto de identidad, no va en contra de sus derechos y no le hacía menos hombre. Y yo quiero estar junto a esos hombres con los que iremos haciendo los cambios necesarios y factibles para hablar y ejercer la igualdad.


No hay comentarios: