viernes, 22 de agosto de 2008

FUERTE COMO UN MURO, TOZUDA COMO UN BLOQUE DE HORMIGÓN

Hay días en los que me comería al mundo, me levanto cargada de energía, ningún pensamiento negativo me va a quitar mi buen humor, puedo afrontar todo y mis fuertes convicciones me ayudan en ello. Soy fuerte y mis ladrillos tienen una buena masa para sustentarme.

Hay otros días en los que reconozco tozuda, de ideas impenetrables, vamos, lo que se conoce como cabezona, defendiendo a capa y espada historias en las que podría ser más tolerante.


Hay muchos otros momentos en los que pienso que la vida se escapa por fisuras a veces invisibles: rutina, falta de tiempo, exceso de tareas, dejadez...

Hay otros momentos en los que puedo percibir distintas formas de ver las cosas, sin ser blanco o negro, sin ser sólo mi postura, sino enriqueciéndose con la postura de otros.

Hay otros momentos en los que la vista que tengo en la oficina, de muros grises y paneles de contrachapado marrón claro me entristece tanto que , finalmente , la mirada se queda perdida pensando en los paisajes que hay más allá de los muros de esta oficina, con mis seres queridos, recordando parajes de tu infancia o echando de menos esas vistas a la montaña de León.




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