Hubo tiempos en los que me dejaba llevar por la lectura de poemas.
Evocaciones, sentimientos, añoranzas.
Ahora no hay mucho tiempo para leer poemas, pero los sentimientos fluyen a flor de piel y el mejor poema lo tengo encarnado en mi hijo.
Me sobran libros en las estanterías porque tengo el mejor manual de vida.
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