lunes, 2 de febrero de 2009

PERSONALIDAD

Si, soy yo, doblemente yo, doblemente Ángel.
Mi madre ha debido decir mi nombre unas 250.000 veces hoy:
  • para decirme que caminara más rápido
  • para decirme que no me metiera en los stands
  • para que no me perdiera (y eso que llevaba una tarjeta con mi nombre y el teléfono de mi madre, a lo mejor se perdía ella, no?)
  • para que no me tirara a la alfombra y diera volteretas
  • para llamarme y decirme que mirara aquí o allí al muñeco de Port Aventura , al papá Pitufo

cuando lo que yo quería ver era una cabina de conducción de tren, aprender cómo funciona un aeropuerto, ver un transatlántico por dentro llenito de coches.

Lo he conseguido , pero en mi cabeza sigue retumbando : Ángel tal, Ángel cual, ¡¡¡debe ser cansado ser mamá!!!

3 comentarios:

Désirée dijo...

Y cuántas veces ha dicho mamá él?
Porque la mía cada frase que empieza es con esa palabra!
Un beso

Unknown dijo...

El nombre por mucho que lo pronuncies no se borra, al igual que a ellos el de ¡mamá!, ¡mamá!, ¡mamá!.
Verdaderamente nos pasamos todo el día llamando su atención unas veces para bien y otras para recriminarles alguna situación que nos parece esta mal.
Nadie nos dijo que ser madres fuera tan díficil y tan trabajoso.¿no crees?
¿Pero en el fondo que hariamos sin ellos?

jacobita dijo...

Es verdad, la amplitud del oficio de madre nadie te la cuenta antes. Siempre se habla de lo grandioso, de la bondad de amar , pero nadie te enseña claramente lo que conlleva educar, amar, ayudar a vivir a un hijo.
Aunque tenga que escuchar 250.000 veces que me llama insistentemente, habrá otras 250.000 veces o más que estaré pendiente de mi hijo