Este ramillete sencillo de flores silvestres me ha sido regalado.
Angelote me lo ha traido, después de estar jugando en los exteriores del campamento donde estamos.
Fuera del mundanal ruido y de la invasión de nuevas tecnologías (salvo este portátil con el que transporto las crónicas de los niños a sus padres y viceversa) , no hay nada más bonito en el mundo que un pequeño tenga el detalle de abrir sus manos y entregarte 5 florecillas.
Me desborda de ternura
1 comentario:
ay, jaco, que envidia me das.... este fin de semana en tierras castellanas, en un pueblecito, rodeada de niños y amigos tuve momentos de relax total, estando en manga corta a las 11 de la noche, oyendo los ruidos del campo..... y aqui llueve y llueve y estamos en jersey.... besos
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